domingo, 22 de septiembre de 2013

SÍSIFO Y LOS SUMIDEROS DE ÁRIDOS

Sísifo fue castigado por los dioses a la ceguera y a un trabajo duro e inútil: subir una roca hasta una montaña para que cayera desde allí y volver a bajar a por ella para volverla a subir, así permanentemente. El mito de Sísifo se dedica a los que realizan esfuerzos inútiles, sin fruto. Como reflexionaba Albert Camus, quizás Sísifo sintiera un corto momento de placer en el momento en que alcanzaba la cumbre y arrojaba de nuevo la roca. La misma sensación positiva deben sentir los sesudos gestores de nuestros pobres ríos cuando ejecutan uno de sus dragados, hasta que pocas semanas o meses después, en la siguiente crecida, el río vuelva a dejar nuevos sedimentos en su sitio. Así que a dragar otra vez, a dilapidar dinero de todos en una tarea inútil, una y otra vez, año tras año, realimentando el mito de Sísifo en pleno siglo XXI.

Esto viene a cuento de que hoy se menciona en la prensa navarra, por supuesto con gran regocijo, que se está eliminando una isla en el Ebro en Castejón. Esta isla lleva tiempo allí y ha crecido; está dentro de un tramo canalizado hace unos 25 años. La propia canalización ha favorecido el depósito. Pero, claro, la solución lógica de romper la canalización y dar mayor anchura y libertad al río no se contempla, lo que se contempla es el dragado de la isla, solución temporal que nos recuerda el mito de Sísifo.

Y esta triste suerte de la isla de Castejón será sufrida, en cuanto puedan esquivar las "trabas ambientales”, por otros depósitos de sedimentos del río (“sumideros de áridos” según el ¿lenguaje? oficial) en una sucesión de trabajo y dinero despilfarrado, un atentado en toda regla contra las leyes naturales del río, que erosiona y sedimenta donde tiene que hacerlo, aunque casi siempre condicionado por las chapuzas que se han acometido en el último medio siglo en orillas y riberas.